La Motivación en la Recuperación de Adicciones
Un análisis basado en teorías psicológicas (Deci y Ryan: Teoría de la Autodeterminación; Prochaska y Diclemente: Modelo Transteórico del Cambio), así como en evidencia clínica.
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No, el fentanilo no es siempre necesario, y, de hecho, su uso debe estar muy bien justificado y controlado debido a su alta potencia y riesgo de adicción y sobredosis.
El fentanilo es un opioide sintético muy potente (50 a 100 veces más fuerte que la morfina). Se usa en contextos médicos específicos, como:
Pacientes con dolor crónico severo, que no responde a otros analgésicos.
En cuidados paliativos, por ejemplo, en pacientes con cáncer avanzado.
Durante cirugías o procedimientos médicos, como anestésico o analgésico de acción rápida.
Para dolores leves o moderados, existen muchas alternativas más seguras, como el paracetamol, ibuprofeno u opioides más suaves.
En contextos no médicos o recreativos, su uso es extremadamente peligroso y no está justificado en absoluto.
Altamente adictivo, incluso con usos médicos a corto plazo.
Tolerancia rápida, lo que lleva a necesitar dosis mayores.
Alto riesgo de sobredosis, especialmente si se mezcla con otras sustancias.
Analgésicos no opioides.
Terapias físicas o psicológicas (para el dolor crónico con componente emocional o psicosomático).
Otros opioides menos potentes, si son necesarios y bajo estricta vigilancia médica.
Paracetamol (acetaminofén): útil para dolores leves a moderados.
Antiinflamatorios (ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco): ideales para dolores musculares, articulares, dentales o postquirúrgicos.
Antidepresivos tricíclicos (como amitriptilina) o antiepilépticos (como gabapentina o pregabalina): eficaces para el dolor neuropático (por daño nervioso).
Anestésicos locales (lidocaína en parches o cremas).
Fisioterapia y rehabilitación: fortalece los músculos, mejora la movilidad y reduce el dolor.
Acupuntura: puede aliviar ciertos tipos de dolor crónico.
Terapias de calor o frío: útiles en lesiones agudas o inflamaciones.
Estimulación eléctrica (TENS): alivia dolor muscular o nervioso leve.
El dolor crónico a menudo tiene un componente emocional. Técnicas como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) ayudan a cambiar la percepción del dolor.
Mindfulness y meditación: reducen el estrés y mejoran la tolerancia al dolor.
Usarlos solo bajo prescripción médica y por el menor tiempo posible.
No automedicarse ni aumentar las dosis sin autorización médica.
Combinar siempre con otras estrategias no farmacológicas, como fisioterapia o psicoterapia.
Hablar con el médico si el dolor persiste: puede ser mejor cambiar el enfoque que aumentar la dosis.
Conocer los signos de dependencia: necesidad de más dosis, uso fuera de la indicación, obsesión con la medicina.
Un análisis basado en teorías psicológicas (Deci y Ryan: Teoría de la Autodeterminación; Prochaska y Diclemente: Modelo Transteórico del Cambio), así como en evidencia clínica.
Abandonar el tabaco podría influir positivamente en la recuperación de personas con adicciones, revela un análisis nacional realizado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos
Cuando pensamos en terapias para superar adicciones, suelen venirnos a la mente grupos de apoyo, psicoterapia o programas médicos. Pero en los últimos años, un recurso poco convencional ha ganado atención: las aves. Desde loros parlanchines hasta palomas mansas, estos animales han demostrado ser aliados sorprendentes en procesos de recuperación.
Este vídeo en directo del jueves 14 de agosto, a las 21h00 (hora española) va a ser muy especial para mí. Me acompañará Diego Calvo Merino, teólogo y especialista en la prevención y el tratamiento de personas con adicciones. Somos íntimos amigos desde hace muchos años, y sé que se abrirá en canal. Siempre lo hace, y además con una sinceridad extraña de ver. Él enfrenta por un lado la complejidad de la ayuda a personas con adicciones, pero también la incomprensión de quienes deberían ser un faro, una luz, una guía para estas personas: los propios creyentes cristianos.
En los últimos años, el tratamiento de las adicciones ha experimentado un cambio profundo gracias a la integración de herramientas tecnológicas y biomédicas. Lo que antes se concentraba casi exclusivamente en la atención presencial en clínicas, hoy se expande a entornos virtuales y dispositivos innovadores.
En los últimos años, asistimos a una revolución silenciosa en el mundo de las adicciones: el surgimiento de nuevas sustancias psicoactivas (NPS) y drogas de diseño. Fabricadas en laboratorios clandestinos o presentación de engañosamente como “suplementos”, buscan emular —o incluso superar— a los narcóticos tradicionales. Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), estos compuestos entran constantemente al mercado y pueden causar efectos impredecibles y altamente peligrosos. Solo en Europa, para finales de 2023, las autoridades identificaron cerca de 950 NPS diferentes, 26 de ellas detectadas por primera vez ese mismo año. Esta avalancha incluye cannabinoides sintéticos, catinonas (“sales de baño”), nuevos opioides, alucinógenos y estimulantes, desafiando todos los controles previos.