Respuesta. En realidad es muy simple. El cerebro está diseñado para aprender lo que le da una recompensa natural y sana. Cuando hay algo que nos aumenta la posibilidad de supervivencia, se libera un poco de dopamina, aprendemos de la experiencia y estamos mejor pertrechados para la próxima. Es un mecanismo muy delicado, que funciona como cualquier termostato, entre valores mínimos y máximos. Es lo que la evolución diseñó: ese termostato regulado por la dopamina, que es lo que regula el aprendizaje por la recompensa. Ahora bien, en el mundo moderno, hay cosas que pueden tergiversar el termostato y llevar esos valores de liberación de dopamina con la recompensa a niveles para los que no está diseñado. Digamos, si el sexo te lleva la dopamina de 1 a 10, la metanfetamina la lleva a mil. Pero el cerebro no está diseñado para eso y si das metanfetamina 10 veces, el termostato se puede romper y lo único que le da recompensa en ese caso sería la metanfetamina. El cerebro se adapta a eso y ese aprendizaje artificial es la adicción.