El Eco de la Cultura en la Adicción: Cómo las Narrativas Sociales Moldean la Experiencia y el Estigma

La experiencia del Estigma
La experiencia de la adicción no se construye únicamente desde lo biológico o lo individual, sino que está profundamente entrelazada con las narrativas culturales y sociales que la rodean. Estas narrativas, cargadas de significados morales y sociales, moldean tanto la identidad de las personas con adicción como las respuestas de su entorno, generando un ciclo de estereotipación, estigmatización y autoestigmatización que impacta de manera transversal en la vida de quienes la experimentan.
Narrativas sociales y construcción de la identidad de adicto
La identidad de “adicto” es una construcción social y dialógica que se expresa en forma de narrativa. Esta representación adquiere una fuerte carga moral, trascendiendo lo puramente mental para integrarse en las creencias y esquemas del sujeto, guiando su conducta y emociones. Así, la adicción se convierte en un proceso identitario: la persona no solo “tiene” una adicción, sino que “es” un adicto a los ojos de la sociedad y, muchas veces, a los suyos propios.
Los estudios muestran cómo la percepción generalizada es que la adicción transforma al individuo, incluso después de dejar el consumo. Las etiquetas como “adicto”, “adicto en recuperación” o “exadicto” operan como marcos de pertenencia, influyendo en la conducta y el autoconcepto, y determinando las posibilidades de recuperación y reintegración social.
Estereotipación: simplificación y generalización
El proceso de estereotipación responde a la necesidad humana de categorizar y simplificar la realidad. Esto lleva a enfatizar ciertas características negativas asociadas al grupo de personas con adicciones, asignándolas indiscriminadamente a todos sus miembros y minimizando las diferencias individuales. Este proceso se ve reforzado por discursos dominantes en medios de comunicación, políticas públicas y educación, que perpetúan imágenes negativas y contribuyen a la consolidación del estigma.
Estigmatización y exclusión social
El estigma asociado al consumo de drogas implica desigualdad, discriminación y exclusión social. Se manifiesta en diferentes niveles:
Estigma público: cuando la sociedad acepta los estereotipos y discrimina abiertamente, negando derechos fundamentales como el acceso al trabajo, la vivienda o la atención sanitaria.
Estigma estructural: exclusión sistemática de colectivos vulnerables, agravada por factores como la pobreza o la falta de vivienda.
Autoestigma: cuando la persona interioriza los estereotipos y se discrimina a sí misma, erosionando su autoestima y dificultando la búsqueda de ayuda.
El estigma no solo afecta a la persona con adicción, sino también a sus familias y al entorno profesional, incluyendo el sistema sanitario, que en ocasiones puede convertirse en un espacio de discriminación en lugar de apoyo.
Consecuencias del estigma: sufrimiento y barreras para la recuperación
El estigma genera emociones negativas -vergüenza, miedo, culpa- que se suman a los síntomas propios de la adicción. La interiorización del estigma retrasa la búsqueda de ayuda profesional y dificulta la recuperación. Además, la discriminación puede llevar al aislamiento social, la pérdida de la individualidad y la inhabilitación social y laboral.
Estudios recientes confirman que el autoestigma se asocia directamente con una peor salud mental y la aparición de trastornos comórbidos como la depresión y la ansiedad. La evitación activa del reconocimiento del problema, por miedo a la etiqueta y la exclusión, refuerza el poder del estigma y perpetúa el ciclo de sufrimiento.
Reflexión final: hacia una narrativa más humana y comprensiva
Comprender la adicción como un proceso identitario y social permite desplazar el foco de la culpabilización individual hacia la responsabilidad colectiva en la construcción y perpetuación del estigma. Romper con las narrativas estigmatizantes y promover discursos más comprensivos y humanos es clave para reducir el sufrimiento, facilitar la recuperación y restituir la dignidad de las personas afectadas.
Fuentes:
Trapaga y Escobedo, 2021; Rengel, 2020; Goffman, 1963; Pérez Brenes et al., 2014; Espinal-Bedoya et al., 2023; Matthews et al., 2017; Shahid y Asmat, 2023; Morris et al., 2021; Earp et al., 2019; Notley et al., 2023; Romaní en ASP, 2018; Vásquez y Stolkiner, 2009; Link y Phelan, 2001; Fernández, 2017; Parker y Aggleton, 2003; ABD, 2023.
Algunas de nuestras mentorías
Curso breve sobre el trastorno ¡Descubre cómo tomar el control de tu vida con nuestro curso sobre el Trastorno por Ansiedad Generalizada (TAG)!