Intervenir en adicciones

Publicado el 1 de noviembre de 2023, 9:44

El camino hacia la recuperación de una persona con adicciones comienza con una conversación directa y sincera. Esta puede ser llevada a cabo por familiares y amigos cercanos, con la asistencia de un profesional especializado en intervenciones. En algunas ocasiones, la inclusión de un líder religioso también puede ser considerada si se cree que podría tener un impacto positivo.

Ayuda eficaz

Durante este proceso, el objetivo es confrontar a la persona con dependencia con respecto a las consecuencias de su adicción, con la esperanza de que acepte ingresar a rehabilitación. Esto se logra con:

  • Proporcionar ejemplos de comportamientos destructivos y las consecuencias que acarrean.

  • Ofrecer un plan de tratamiento previamente organizado, con etapas, metas y pautas claras.

  • Explicar las acciones que cada persona tomará si el ser querido se niega a recibir tratamiento.

Ventajas

 

En ocasiones, las adicciones pueden estar relacionadas con familias conflictivas que experimentan carencias significativas. Sin embargo, también existen casos en los que las familias son funcionales. Arrojando así esta estrategia, luz sobre el origen de la adicción y la forma más adecuada de abordarla. Además, la intervención familiar ha demostrado ofrecer mejores resultados en varios aspectos:

 

  • Mayor retención del paciente en los programas de tratamiento, en comparación con otros tipos de intervenciones, al aumentar el compromiso del paciente y su familia con el tratamiento. Esto se traduce en una menor tasa de abandono, ya que se enfatiza la importancia de la adherencia y finalización del tratamiento.

  • Resultados terapéuticos superiores en comparación con tratamientos que solo incluyen orientación y asesoramiento familiar.

  • Mayor eficacia que las intervenciones individuales o grupales.

  • Mejora de las relaciones de pareja y la reintegración social después del tratamiento.

  • Reducción del consumo de drogas posterior al tratamiento.

  • Disminución de los síntomas, en caso de trastornos psiquiátricos asociados.

  • Mejor rendimiento escolar en casos de adolescentes con dependencia de drogas.

  • Mejora del funcionamiento saludable de la familia, lo que se refleja en un ambiente más armonioso, menor conflicto y la reintegración social del paciente.

  • Cambio del enfoque terapéutico, centrándose en cómo la adicción afecta las relaciones familiares en lugar de enfocarse únicamente en sus efectos en la mente o el cuerpo.

Tipos de intervención

Existen dos modelos comunes:

Modelo de Johnson: más agresivo, con dos opciones, A (aceptar la terapia) o B (terminar la convivencia y separarse).

Modelo Multicultural: Se basa en el amor y la comprensión, destacando la influencia emocional y mostrando cómo la terapia puede transformar la vida de los familiares más cercanos al paciente.

Etapas en la intervecnión

Las etapas de la intervención pueden variar según el profesional que asista, pero en general, incluyen:

  1. Elaboración del plan. Un familiar propone la intervención, y con la ayuda de un especialista, se planifica la estrategia a seguir. Dado que esta es una situación emocionalmente intensa, es esencial contar con la presencia de alguien experto, para evitar la generación de ira, resentimientos o sensaciones de traición.

  2. Información. Se proporciona información al grupo sobre la gravedad de la adicción y las opciones de tratamiento. Todos llegan a un acuerdo mutuo sobre la oferta de un plan de tratamiento definitivo.

  3. Formación del equipo de intervención. Se eligen los miembros del equipo de planificación que participarán en la intervención, se determina la fecha y el lugar, y se prepara un mensaje coherente y bien ensayado. Es crucial mantener la discreción y evitar que el paciente lo descubra.

  4. Determinación clara de las consecuencias en caso de que el individuo con la adicción rechace el tratamiento. Esto depende del tipo de intervención.

  5. Recopilación de notas sobre incidentes relacionados con la adicción y los problemas emocionales o económicos que ha causado.

  6. La reunión de intervención. Se cita a la persona con adicción, sin revelar el motivo. Una vez allí, los miembros del equipo le expresan sus preocupaciones y sentimientos. Se le presenta una opción de tratamiento, y cada miembro describe las consecuencias si no la acepta. No se deben amenazar con consecuencias que no estén dispuestos a llevar a cabo.

  7. Seguimiento. Se involucra a más miembros de la familia para ayudar al paciente a seguir el tratamiento, evitando patrones que conduzcan al consumo.

  8. Terapia para la familia. Todos los miembros de la familia necesitan apoyo, ya que la adicción afecta a todas.

REcomendaciones en la intervención

Algunos consejos para llevar a cabo una intervención efectiva son los siguientes:

  • Planificación previa. No realizar una intervención sin una planificación adecuada, puesto que esto podría hacer que la persona con la adicción se sienta agredido y resista aún más el tratamiento.

  • Hora adecuada. Buscar un momento en el que la persona con la adicción esté sobria y sin influencias de drogas.

  • Profesional calificado. Asegurar la participación de un intermediario altamente capacitado.

  • Comunicación. Todos los miembros del equipo deben manejar la misma información y tener los mismos objetivos.

  • Selección cuidadosa. Evitar incluir a individuos a quienes la persona con la adicción pueda no apreciar.

  • Ensayo. Practicar la intervención; no se debe subestimar este paso.

  • Anticipación de objeciones. Prepararse para las objeciones del familiar con dependencia y planear respuestas racionales y pacíficas para evitar reacciones emocionales.

  • Evitar la confrontación. Esta intervención se basa en el amor y no debe aumentar las tensiones familiares.

  • Decisión inmediata. Exigir una decisión inmediata; darle tiempo al individuo para pensar su decisión podría llevar a la negación del problema o a un aumento en su consumo de sustancias, incluso una sobredosis.

  • Atención inmediata. Si la persona con la adicción acepta, debe ser llevado a una evaluación y tratamiento de inmediato, sin dar espacio a cambios de opinión.

Desafortunadamente, no todas las intervenciones serán exitosas. En algunos casos, a pesar de los esfuerzos de la familia, las actitudes y decisiones pueden empeorar la relación. En otros casos, el paciente puede negarse rotundamente o reaccionar con ira y resentimiento. Si esto ocurre, es importante seguir el plan previamente establecido. En caso de violencia, lo mejor es retirarse del entorno y no permitir que el ciclo de adicción continúe.


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