Entrevista a Diego Calvo Merino, teólogo especializado en adicciones
- ¿A qué llamamos adicción?
La adicción es una enfermedad del cerebro, crónica y progresiva caracterizada fundamentalmente por la compulsividad y pérdida de control
- ¿A qué podemos ser adictos?
Hay innumerables adicciones. Muchos comportamientos adictivos que no solamente tienen que ver con consumir sustancias o drogas, sino que además se puede ser adicto o comportarse de forma adictiva en el juego, en las apuestas, comiendo compulsivamente hielo (pagofagia) se puede ser adicto a las compras, a internet, al trabajo, a las relaciones sociales o afectivas a la comida, y un largo etc., Hay adicciones verdaderamente extrañas.
- ¿Un adicto sabe que lo es?
Puede saberlo a veces o intuirlo por los episodios que vive pero lo normal es que no sepa que ha enfermado y crea que puede controlar la situación. Por eso necesita ayuda y no suele estar dispuesto a aceptarla con todo lo que significa.
- ¿Cómo podemos saber si somos adictos a algo?
La enfermedad de la adicción generalmente se diagnostica si es diagnosticable. No es una mera percepción subjetiva sino que hay analíticas, test, entrevistas, datos objetivos que nos indican que la enfermedad se ha producido o en qué momento nos encontramos de la relación sujeto-conducta. Lo sabemos si se cumplen unos parámetros establecidos. Un equipo de especialistas, no solo el psicólogo, nos pueden ayudar a descubrirlo.
- ¿Qué pistas puede tener un amigo o familiar para saber que su ser querido es adicto?
Hay una serie de comportamientos que cambian y que no eran de esa manera antes. Pero ocurre también con una mala noticia o una decepción. Por eso no podemos quedarnos con un solo dato de la lista sino todo en su conjunto. Por ejemplo: Deterioro del aseo personal, sangrados nasales, cambios de humor, cambios de actividades, somnolencia, faltas de motivación, apatía, etc., hay muchísimas y según sea la adicción algunas se detectan mejor que otras pero ha de verse en concreto con el paciente específico. Normas generales pero adaptadas a la familia y al entorno del sujeto que observamos.
- ¿Qué consecuencias tiene la adicción a nivel personal?
Muchísimas y muy graves. Destruye tu creatividad, tu sistema de placer endógeno, interno, el que establece tu sistema límbico y dopaminérgico de forma natural y lo altera y sensibiliza para siempre. Se puede no obstante recuperar y rehabilitar. A veces hay tratamiento pero no cura. A nivel personal es un lastre, una losa muy pesada porque ha cambiado fisiológicamente y biológicamente tu cerebro. Las consecuencias son terribles.
- ¿Y a nivel social?
Al margen del error del pasado en culpabilizar al sujeto antes que a la sustancia, socialmente quedas limitado. No solo por la etiqueta con la que vives sino especialmente porque no puedes siempre vivir como querrías o como te gustaría. Llevas unas muletas en una sociedad que camina.
- ¿Hay adicciones peores y mejores?
La adicción es una enfermedad del cerebro. Hay adicciones tóxicas porque se ingieren sustancias muy perjudiciales y las consecuencias en los síndromes de abstinencia son muy altos o en las consecuencias a largo plazo muy peligrosas como la psicosis o trastornos de la personalidad pero hay adicciones que no son tóxicas que también destruyen al individuo en su manera de interpretar la realidad. Lo que hay son consecuencias y estéticas diferentes en el amplio abanico de las adicciones pero ella es una enfermedad del cerebro. Hay situaciones más graves que otras o niveles de adicción más avanzados que otros. Eso sí es diferente. Las peores adicciones son las tóxicas pero la ludopatía es muy compleja. ¿Cuál es peor? Pues depende de cómo esté afectado el sujeto y su entorno.
- ¿Cómo podemos dejar de ser adictos?
Buscando ayuda y buscándola bien. No toda información sirve y la que sirve ha de ser emocional, ha de servir al adicto sobre todo. La familia o el centro de apoyo es vital. La voluntad, la fuerza de voluntad no sirve para dejar de ser adictos y esto es algo que no todo el mundo tiene claro hoy. La adicción es como una pancreatitis o un cáncer de pulmón. Debemos trabajar todos los pasos que por ejemplo en mis libros últimos se explican con detenimiento
- ¿Cómo podemos ayudar a un adicto a dejar de serlo?
Bueno, realmente dejar de serlo no lo será nunca, vivirá con esa enfermedad siempre pero lo que sí es cierto es que el maravilloso órgano del cerebro está diseñado para la felicidad y para la supervivencia y reaprende, se rehabilita, mejora y aprende de una experiencia terrible pero superada. Podemos ayudar desde la ciencia y desde una metodología que respete los pasos en los que se encuentra el adicto. No es lo mismo una fase de intervención que de tratamiento o de cura. No es lo mismo al inicio que a los tres meses o a los seis o a los nueve. Todo tiene que ser adaptado y planificado de forma individual con los patrones generales que más éxito han tenido a la hora de abordar una adicción.
- ¿Puede la fe ayudar a un adicto a superar su adicción?
En las primeras fases no ayuda porque no se es consciente del significado de esta enfermedad. Todo tiene que ser revisado de nuevo. Lo que se piensa y lo que se vive. La oración puede incluso ser contraproducente y “culpabilizarse” más con ella. No que la oración no sirva sino que el adicto puede no entenderla. Es después del tiempo, cuando va recuperando el sistema límbico el orden homeostático, el termostato para entendernos, que puede empezar a sentir, pensar, vivir, orar, etc.-
- Los adictos son, habitualmente, rechazados en la sociedad.¿Cómo podemos cambiar esto en la iglesia?
Esta es una excelente pregunta porque normalmente el adicto siente culpabilidad y fracaso y la Iglesia que debería ser un lugar de acogida para esas personas, desgraciadamente el adicto las interpreta en clave de juicio, de ofensa, de incoherencia, de infidelidad. ¿Qué cambiaría? Intentaría que la Iglesia fuese concebida como un lugar precisamente para enfermos que necesitan de médico que es lo que hizo Jesús. Sobre todo, visitaría a esas personas en privado y en sus mundos y después van de forma lógica a la Iglesia o por lo menos se sienten de forma diferente
- ¿Jesús se enfrentó con algún caso de adicción?
(se me ocurre el caso del joven rico, adicto al dinero… pero seguro que hay muchos más casos. Busca un par relevantes) Quizá sea un poco arriesgado “diagnosticar” al joven rico como adicto al dinero. Su comportamiento era tendente a amar las riquezas más que a Dios mismo pero de ahí a suponer una adicción me parecería arriesgado porque no disponemos de los datos necesarios para llegar a esa conclusión y probablemente en las bellas páginas bíblicas no aparezcan claramente casos de adicción tal y como las entendemos hoy y si comportamientos adictivos o problemáticos que no necesariamente tengan que ser una adicción. Es lógico que desde el punto de vista religioso no se diferencie entre comportamientos pecaminosos y adicción como enfermedad. Por eso no podemos aventurarnos a saber si había o no algún caso de adicción en los tiempos de Jesús porque necesitaríamos diagnosticarla y eso obviamente es imposible. Podemos ver, eso sí, comportamientos que podrían acabar en una adicción como el que mencionas y los que te cito ahora. Algunos de mis ejemplos serían: (Mt 8.28-34) Esos endemoniados podría ser un caso de trastorno mental o también como consecuencia de una vida adictiva que concluye en enfermedad. Pero sería imposible saberlo aunque es más cercana esta acción de Jesús sobre la enfermedad que la decisión del joven rico angustiado en sus riquezas. Lo que Jesús realiza en muchísimas ocasiones es prevenirnos de la adicción al motivar un ideal tan lleno de esperanza y pedagogía moderna. ¿Hay casos de adicción? Seguramente, pero no lo podemos confirmar porque la adicción es diagnosticable mediante la ciencia que en ese momento no existía.
- A nivel personal, tú has tenido tu propia batalla con la adicción ¿Querrías compartir tu experiencia?
En la trilogía que presentamos ahora en Perú, relato mi experiencia personal o parte de ella. Son experiencias bastante duras para mí y que en los libros aparecen escritas para ayudar en este drama social y familiar. ¿Cómo resumiría mi experiencia? Cuando tenía 16 años conocí de una forma personal el evangelio puro de Jesús de Nazaret y le entregué mi vida. Prometí fidelidad a su mensaje y decidí responder a su llamado de amor y servicio. Inicié mis estudios de teología con la ilusión de un niño y lejos de mi estaba presagiar lo que ocurriría tiempo después. Diez años más tarde claudicaba ante un diagnóstico severo de adicción terrible a la cocaína y me debatía entre múltiples psicólogos y diversos tratamientos que, tras nueve largos años, me llevaron de golpearme entre paredes acolchadas a un alta maravillosa firmada por un centro de salud mental con el que, por fin, puse punto final a una enfermedad para mantener mi abstinencia de forma constante y poder recuperar mi vida.
Mis sueños, mi vocación, mis promesas, el evangelio puro de un Jesús maravilloso y enormemente pedagógico, parecían haberse traicionado de la forma más ignominiosa y cruel de todas las posibles. La insoportable inocencia del culpable y la enorme carga de pecado invadían a diario mi vida. Escapar de una adicción es complejo y especialmente tras los avances últimos en la ciencia y en el espíritu, las posibilidades de recuperación, aunque escasas, son reales. Uno puede aventarse de las garras de una enfermedad incomprendida durante mucho tiempo. No solo se puede y se debe, sino que además lograrlo supone una experiencia de crecimiento y resiliencia inolvidable. Hoy, mirando hacia el pasado de forma docente, hacia el significado de droga, de adicción, de adicto, de consumo y de sustancia vemos que, la evolución del pensamiento adictivo y del comportamiento neuroplástico del cerebro sigue siendo vulnerable y permanece en riesgo. Pero también supone un diseño otorgado para ser más felices.
14. Ahora te dedicas a ayudar a otros a superar sus propias adicciones ¿Cómo lo estás haciendo?
Es un proyecto muy bonito. Se trata de dar un soporte on line las 24 horas del día y ofrecer una ayuda real y práctica, significativa para todos. Uno puede suscribirse, es gratuito y le regalo un libro. Después puede navegar por la página y adquirir materiales o concertar una cita conmigo o visualizar mis cursos, hacer ejercicios. Es una herramienta muy útil, la podéis visitar en mi web
- ¿Un último pensamiento para los adictos que te lean?
Un nuevo despertar es posible. No sigas solo este viaje. Apóyate en mí, te entenderé y confía en esta manera de abordar tu enfermedad. No eres culpable de esa enfermedad, de consumir sí, pero no de enfermar y ahora de lo que si vas a ser responsable es de tu rehabilitación. Observa el pasado pero no mires atrás. Un nuevo amanecer te espera. Te mereces salir adelante, tu lucha no ha terminado. Ánimo.
Educar en adicciones
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